Sintonía del Parnaso, regalo del amigo Micovin

26/4/10

JORNADA POÉTICA DE GIOCONDA BELLI. Sábado 1 de Mayo 2010



GIOCONDA BELLI :
 
UNA MUSA REVOLUCIONARIA EN EL PARNASO
.

Supongamos ,sólo supongamos que Belli ,en este caso , proviniera del latín
Bellum -i ,neutro de la segunda declinación . Esto que no resulta nada erudito
nos permitiría jugar con el significado de " Belli " : es decir " de la guerra " ,
un genitivo del singular para una mujer cuando menos singular ...
 
Decir Gioconda Belli , es decir guerrera , mujer belicosa , beligerante
comprometida con una multitud de mujeres , sobre todo con aquellas
que sienten , se emocionan y conmocionan con el amor y sus alrededo_
res : la pasión , la seducción , el encuentro y el desencuentro , " el mar-
amor que nos transmuda y metamorfosea ", hasta el desamor que cae como un
pesado telón dejando el escenario de la vida deshabitado , vacío de soles .
Es decir belleza , la que se le supone al valor del compromiso con los otros :
hombres y mujeres q soportan y sufren injusticias , desilgualdades sociales ,
la belleza del valor para enfrentarse incluso a cualquier tipo de gobierno autoritario ,
impositivo o dictatorial . De todo ello queda constancia en su historia personal y en la de
su propio país donde luchó contra Somoza defendiendo los postulados sandinistas ,
llegando incluso a ocupar cargos políticos dentro del nuevo gobierno revolucionario .
Nace en 1948 en Managua - Nicaragua , escritora de reconocido prestigio y muy
popular . Comienza a escribir poesía , siendo premiada , muy rponto , por sus poemas .
Autora también de narrativa , en la q destaca su exitosa novela , La mujer habitada ( 1988 ) .
Entre sus libros de poesía cabe destacar : Linea de fuego (1978 ) , entre 1982
y 1987 escribe Truenos y Arco iris , Amor insurrecto y De la costilla de Eva .
Su poesía considerada revolucionaria por su manera de abordar el cuerpo y l a
sensualidad femenina , causó un gran revuelo , su libro Sobre la grama ganó en 1972
uno de los premios más pretigiosos en su país en esos años , el Premio Mariano Fiallos
Gil de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua .
En los últimos años alterna su tiempo entre EEUU y Nicaragua . De su producción literaria
más reciente , se debe reseñar una publicación breve q se edita en el año 2003 :
Mi íntima multitud , con este libro gana el V Premio Internacional de Poesía " Generación
del 27 " ( 2003 ) y en el año 2008 , publica su última novela El infinito en la palma de la mano ,
que recibe dos prestigiosos premios .
De este modo hemos querido presentar a Gioconda Belli , hija , esposa , madre de cuatro hijos
y MUJER sobre todas las cosas porque así " la hizo Dios " y en su compañía trataremos de
descubrir nuestro " Waslala " , ese paraíso utópico a través de sus versos más posibles .


Amanda, Merche y Salma, 2010.

YO SOY TU INDÓMITA GACELA

Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere

ESTA NOSTALGIA

Este sueño que vivo,
esta nostalgia con nombre y apellido,
este huracán encerrado tambaleando mis huesos,
lamentando su paso por mi sangre...
No puedo abandonar el tiempo y sus rincones,
el valle de mis días
está lleno de sombras innombrables,
voy a la soledad como alma en pena,
desacatada de todas las razones,
heroína de batallas perdidas,
de cántaros sin agua.
Me hundo en el cuerpo,
me desangro en las venas,
me bato contra el viento,
contra la piel que untada está a la mía.
Qué haré con mi castillo de fantasmas,
las estrellas fugaces que me cercan
mientras el sol deslumbra
y no puedo mirar más que su disco
-redondo y amarillo-
la estela de su oro lamiéndome las manos,
surcándome las noches,
desviviéndome,
haciéndome desastres...
Me entregaré a los huracanes
para pasar de lejos por esa luz ardiendo.
Estoy muriéndome de frío.


EVOCACIÓN LLUVIOSA

Me pregunto cómo puedo reírme entre tanta tristeza, entre tanta flor mojada y asfalto brillante y lavadito de lluvia. Me pregunto cómo puedo sentir esta sensación de triunfo cuando la derrota de no tenerte es un hecho y tus manos están lejos de mis manos y las gotas que voy lavando, chupando de tu cara con mis besos no son más que imaginación, que este deseo de rescatar del territorio del recuerdo las cosas que sentía cuando vos eras de carne y hueso y no esa figura lejana acariciada por mis pensamientos.

Sin embargo, esta noche brillante, te siento lleno de mí en la lejanía, lleno de mi sudor, mi saliva, del olor de mi piel. Te siento cantando y siento tu amor sobre las nubes que me mojan, envolviéndome con su calorcito, su música y siento tu mirada luminosa transparente, atravesando mis ojos con su color de hierba, de mar de cosas lindas y sos mi amor, mi sábana, mi cama, mi almohada, mi cuaderno, mi pluma, sos tan real como estas ganas de reírme que tengo por sentirte tan cerca, por tenerte, por no tenerte, por haberte tenido, por hoy, por mañana por todos los días.



HUELGA

Quiero una huelga donde vayamos todos.
Una huelga de brazos, piernas, de cabellos,
una huelga naciendo en cada cuerpo.

Quiero una huelga
de obreros de palomas
de choferes de flores
de técnicos de niños
de médicos de mujeres.

Quiero una huelga grande,
que hasta el amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj las fábricas
el plantel los colegios
el bus los hospitales
la carretera los puertos.

Una huelga de ojos, de manos y de besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos del tirano que se marcha

SOÑANDO CON LA LÁMPARA DE ALADINO

Siento que me voy a morir
de pensarte y quererte,
genio maravilloso:
¿donde estará mi lampara de aceite,
donde el poder para frotarla y hacerte surgir
en medio de mi
armado de truenos y arcoiris?
¿donde la mágica evocación,
el ciclón que borre mis palabras malditas,
el tiempo interpuso entre nuestras sombras?
Froto mi corazón
para traerte entero hacia mí,
así tal como sos,
como te amo,
con todas tus queridas palabras
tus rabias, tus silencios inquietantes,
la dulzura que descubrí
como inagotable panal de miel
para empalagarme y llorar de alegría
contra tu sombra dormida
en la almohada de la noche.

Amor redondo y definitivo como la curva del mundo,
no abandones mi playa de veleros y naufragios,
ni las caracolas sonoras gritando esta pasión,
esta ternura como lengua larga sobre la arena,
brinca el erizo que quiso estorbar
la construcción de nuestra casa de algas marinas;
vos, amor, que has conocido de pantanos
y selvas y muertes,
no devolvás tus pasos

COMO TINAJA

En los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.


ESCRIBIRTE

Escribir, escribirte, dibujarte. Llenarte el pelo de todas las
Palabras detenidas, colgadas en el aire, en el tiempo,
en aquella rama llena de flores amarillas del cortés cuya
belleza me pone los pelos de punta cuando vengo bajando
sola, por la carretera, pensando. Definir el misterio, el momento preciso del descubrimiento, el amor, esta
sensación de aire comprimido dentro del cuerpo curvo, la
explosiva felicidad que me saca las lágrima y me colorea
los ojos, la piel, los dientes, mientras voy volviéndome
flor, enredadera, castillo, poema, entre tus manos que me
acarician y me van deshojando, sacándome las palabras,
volteándome de adentro para afuera, chorreando mi pasado,
mi infancia de recuerdos felices, de sueños,
de mar reventando contra los años, cada vez más hermoso
y más grande, más grande y más hermoso.

Cómo puedo agarrar la ilusión, empuñarla en la mano y
Soltártela en la cara como una paloma feliz que saliera a
Descubrir la tierra después del diluvio;
descubrirte hasta en los reflejos más ignorados,
irte absorbiendo lentamente, como un secante, perdiéndome,
perdiéndonos los dos, en la mañana en la que hicimos el amor
con todo el sueño, el olor, el sudor de la noche
salada en nuestros cuerpos, untándonos el amor,
chorreándolo en el piso en grandes olas inmensas,
buceando en el amor, duchándonos con el amor
que nos sobra.


ESPEJISMOS DE LA VELOCIDAD

Crucé el atlántico ayer.
once horas de mi vida
entregadas al aire
al apretujamiento del avión
atestado de trshumantes modernos
cada uno enclaustrado en si mismo.

Espacio promiscuo el de la cabina.
Brazos y piernas que se rozan
accidentalmente. Maletas de a bordo
que revelan objetos íntimos.
Comer, dormir uno al lado del otro,
calores, olores, aliento de vecindario efímero
tribu qeu cruza el mar adormilada
lista para descender aprisa
y olvidar la pasajera intimidad.

En las inevitables disgresiones
del vuelo trasatlántico
cuando la luz tenue y las turbinas
silencian a los viajantes
pienso en barcos y diligencias,
trenes incansables.
Pienso en los días y semanas que tomaba
ir de un pais a otro.
En la geografía revelada
la comprobación material de la distancia:
días y noches de aguas irascibles, de de caballos exhaustos,
de cocheros roncos y malhumorados.
Los paisajes desfilandopor las ventanas,
la acumulación de atardeceres.

Tiempo para que el cuerpo reconociera al tiempo
y no esta celeridad
que me ha permitido desayunar en Madrid
y cenar en Los Ángeles.

¿Dónde estuve si es que estuve?
¿Que reales fronteras atravesé?
Me pregunto si es verdadera la ausencia,
si partir o llegar es un engaño.
O si es que el viejo Calderón acertó
y la vida es nada más este soñar,
este creer que uno llega volando
a donde va.

PROYECTO DE CANCIÓN

Yo mujer de la luna
te convoco a besarme
te convoco a los cráteres
de mi geografía
ven
desnuda tus temores
apacienta rebaños
en mis colinas.
Yo mujer de la tierra
te convoco a un amor de signo nuevo
un amor vegetal de mil semillas
alto sólido tronco de los arboles
ven
despertemos del barro
te invito al aire de mis nuevas alas
invádeme de frutos
Yo mujer vientre de sol
te convoco a la luz
a juntarte conmigo al mediodía
ninguna sombra entre nosotros medie
ven
álzate conmigo en este viaje hasta el zenit
ven y mírame
desde la misma altura.
Juntos apaciguaremos la muerte
juntos enterneceremos las piedras
juntos abriremos el mar
nos tomaremos la tierra prometida
incendiaremos el rostro de los siglos.


QUIERO ESCRIBIR UN NIÑO

Quiero escribir un niño
con grandes ojos como semillas,
pelo color maíz,
dulce sonrisa de níspero.

Quiero escribir un niño,
hacerlo con palabras
en el idioma de su placenta hecha de mar,
de viento,
de sacuanjoches olorosos.

Quiero escribir un verde niño poeta,
un moreno cantor que inunde el mundo con sonrisas,
niño mesías del mensaje vital de la naturaleza
que sea Mayo eterno, floreciente
en una tierra nueva
de juguete...

MANUSCRITO

Voy a escribir la historia de mi cuerpo entre tus manos. Me fue
Naciendo como una nueva muda de culebra. Floreció bajo el sol
Y se llenó de begonias, bromelias y cometas ante tus ojos
y mis ojos asombrados. Mi cuerpo, cuando lo cercan tus brazos,
se convierte en caballo, en yegua y sale a galopar por el placer de un beso.
Se llena de hiedra para escalar las paredes de tu corazón y
cubrirlo de susurros nacidos desde la misma entraña de la tierra.
Mi cuerpo con todos sus resquicios impredecibles,
rasga la noche con su cantar de guitarra del monte y
enciende la oscuridad con su brillo de luciérnaga.
Se pierde en vos con el abandono de un niño y
abre sus ventanas de par en par para recibir la honda caricia,
el pensamiento convertido en libélula alada.
Mi cuerpo se vuelve planeta inexplorado donde posa el tuyo
su navío del espacio; tiembla con la energía de un nuevo
continente que se formó después de cataclismos sin nombre y
sin historia.
Mi cuerpo desde siempre parece haberte querido,
haberte estado esperando.
Se ha revelado desnudándose como una cueva que necesitara de
Tu palabra para abrir su secreto ante la magia de tu sonrisa,
De tu cercanía, ante vos que te sabías la combinación oculta
Desde antes de tener memoria.


NOS CASAREMOS EN INVIERNO

Nos casaremos ahora que llueve a carcajadas.
Vos y yo y la tierra celebraremos juntos
el verdor de los cuerpos,
el sexo de las flores,
el polen de la risa
y todas las estrellas
que vienen confundidas
en la gota de lluvia.
Pondremos inviernos en el amor
para verlo crecer
al ritmo de las plantas.
Uniremos las nubes
para formar el trueno,
uniremos la tierra con el agua.
Nos casaremos con el cielo cerrado,
cuando suenen los techos
como ametralladoras
y el canto de las ranas
suba desde el jardín
junto con un cortejo de hormigas voladoras.
Nos casaremos sin sombrillas, amor,
con la cabeza descubierta,
en un patio mojado,
oloroso de tierra,
sin otra sed más que la del uno por el otro,
con la ropa empapada,
juntando nuestros quehaceres
para que se venga el temporal
que lo va a lavar todo,
como la lluvia, amor, de cuando nos casemos.

MUJER DE HUMO

Soy una mujer de humo.

A media noche
Mi cuerpo es una espiral gris
Que se deshace en el aire

En mi estómago se almacenan las emociones
Con que el día me ha alimentado
La sensación de que en algún momento me perdí

Y ahora paso el tiempo
Intentando juntar trozos de mí
Muestro al mundo una identidad
Que cada día debo inventar
Piso las horas y las cortinas del sol
Con pasos firmes

Pero soy un amasijo de confusines
¿Quién es esa extraña que habito
en habitaciones cómodas y sosegadas?
¿De qué miedos me evado pretendiendo que vivo

Luciendo apenas la vida sobre los hombros
Como una cobija para ocultarme de la muerte?
¡Sírvame vino!
Aparten de mi esas certezas mortíferas
Que me cercan como carceleros fantasmas

CONJUROS DE LA MEMORIA

No sé si un sol desmedido y burlón
me atravesará de punta a punta
cuando salten de mi pecho todos los gritos guardados
cuando se rompan las oscuridades
de mi perfecta catedral secreta
con el sostenido sonido del órgano medieval
ululando su voz de parto,
su alarido de queja y de tristeza.

Estoy como nací-desnuda-
mojada de lágrimas con el pelo chorreándome nostalgia
y un cansancio vetusto acomodado en mis huesos
y mientras me dejo ir en el humo,
viene su mano y me sostiene
y me levanta y me hace tronar de júbilo,
me zarandea las ganas de vivir,
me dice verde con ojos de monte
azul con el pelo espumoso de mar
estrella con las uñas brillantes
viento y sopla mi angustia y la desperdiga
y me hace nadar en el aire, retozar en los arroyos,
romper los relojes del tiempo,
borrar la huella de mis pequeños pecados
vueltos trascendentes por los oscuros designios
de su otro yo iracundo hermano de este duende iluminado
que me persigue en el sueño
en el que corro huyendo, siguiéndole yo a mi vez
juego de gato y ratón hasta que viene la lluvia
y la risa y volvemos a ser amantes helechos hojas atrapadas
en las correntadas de mayo y todo vuelve a empezar
cuando cruzamos lavados y nuevos
el umbral del paraíso.


Y DIOS ME HIZO MUJER

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo

GOZOS CIBERNÉTICOS

Aquí estoy: venada sobre el pasto azul.
Los horizontes son planos luminosos
por los que cursan ríos secretos
arroyuelos por donde corren inquietas descargas eléctricas
-cifras digitales preñadas de cotidianos pensamientos.
Podemos hablar. Zambullirnos en formas geométricas.
Traspasar a conductores minúsculos el gesto de la risa,
acariciar las ideas en su incesante movimiento.
En el misterio interior de la máquina
imagino una ciudad donde soy oráculo y diosa,
principio y fin. Donde la electricidad fluye con mi deseo de vivir
y el ordenador es el puerto hacia el espacio
donde mi cuerpo es el palpitar del cursor
que se agita imitando la frecuencia de mi aliento.
Nunca antes
sobre el pasto azul
han podido ser los venados tan juguetones,
dúctiles, ubicuos.
Y nunca fue tan cierta la misteriosa frase de la creación:
En el principio era el Verbo.
Mi palabra te lleva y te trae. En el misterio del uno y del cero,
danzo para vos
este canto de gozo cibernético
.

AMOR DE FRUTAS

Déjame que esparza
manzanas en tu sexo
néctares de mango
carne de fresas;
Tu cuerpo son todas las frutas.
Te abrazo y corren las mandarinas;
te beso y todas las uvas sueltan
el vino oculto de su corazón
sobre mi boca.
Mi lengua siente en tus brazos
el zumo dulce de las naranjas
y en tus piernas el promegranate
esconde sus semillas incitantes.
Déjame que coseche los frutos de agua
que sudan en tus poros:
Mi hombre de limones y duraznos,
dame a beber fuentes de melocotones y bananos
racimos de cerezas.
Tu cuerpo es el paraíso perdido
del que nunca jamás ningún Dios
podrá expulsarme.

AMO A LOS HOMBRES Y LES CANTO

Amo a los hombres
y les canto.

Amo a los jóvenes
desafiantes jinetes del aire,
pobladores de pasillos en las Universidades,
rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes.
Amo a los obreros,
esos sudorosos gigantes morenos
que salen de madrugada a construir ciudades.
Amo a los carpinteros
que reconocen a la madera como a su mujer
y saben hacerla a su modo.
Amo a los campesinos
que no tienen más tractor que su brazo
que rompen el vientre de la tierra y la poseen.
Amo, compasiva y tristemente, a los complicados
hombres de negocios
que han convertido su hombría en una sanguinaria
máquina de sumar
y han dejado los pensamientos más profundos, los
sentimientos más nobles
por cálculos y métodos de explotación.

Amo a los poetas -bellos ángeles lanzallamas-
que inventan nuevos mundos desde la palabra
y que dan a la risa y al vino su justa y proverbial importancia.
que conocen la trascendencia de una conversación
tranquila bajo los árboles,
a esos poetas vitales que sufren las lágrimas y van
y dejan todo y mueren
para que nazcan hombres con la frente alta.
Amo a los pintores -hombres colores-
que guardan su hermosura para nuestros ojos
y a los que pintan el horror y el hambre
para que no se nos olvide.
Amo a los solitarios pensadores
los que existen más allá del amor y de la comprensión sencilla
los que se hunden en titánicas averiguaciones
y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las respuestas.

A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,
con un amor que es más grande que yo toda,
que me supera y me envuelve como un océano
donde todo el misterio se resuelve en espuma...

Amo a las mujeres desde su piel que es la mía.
A la que se rebela y forcejea con la pluma y la voz desenvainadas,
a la que se levanta de noche a ver a su hijo que llora,
a la que llora por un niño que se ha dormido para siempre,
a la que lucha enardecida en las montañas,
a la que trabaja -mal pagada- en la ciudad,
a la que gorda y contenta canta cuando echa tortillas
en la pancita caliente del comal,
a la que camina con el peso de un ser en su vientre
enorme y fecundo.
A todas las amo y me felicito por ser de su especie.
Me felicito por estar con hombres y mujeres
aquí bajo este cielo, sobre esta tierra tropical y fértil,
ondulante y cubierta de hierba.
Me felicito por ser y por haber nacido,
por mis pulmones que me llevan y me traen el aire,
porque cuando respiro siento que el mundo todo entra en mí
y sale con algo mío,
por estos poemas que escribo y lanzo al viento
para alegría de los pájaros,
por todo lo que soy y rompe el aire a mi paso,
por las flores que se mecen en los caminos
y los pensamientos que, desenfrenados, alborotan en las cabezas,
por los llantos y las rebeliones.
Me felicito porque soy parte de una nueva época
porque he comprendido la importancia que tiene mi existencia,
la importancia que tiene tu existencia, la de todos,
la vitalidad de mi mano unida a otras manos,
de mi canto unido a otros cantos.
Porque he comprendido mi misión de ser creador,
de alfarera de mi tiempo que es el tiempo nuestro,
quiero irme a la calle y a los campos,
a las mansiones y a las chozas
a sacudir a los tibios y haraganes,
a los que reniegan de la vida y de los malos negocios,
a los que dejan de ver el sol para cuadrar balances,
a los incrédulos, a los desamparados, a los que han
perdido la esperanza,
a los que ríen y cantan y hablan con optimismo;
quiero traerlos a todos hacia la madrugada,
traerlos a ver la vida que pasa
con una hermosura dolorosa y desafiante,
la vida que nos espera detrás de cada atardecer
-último testimonio de un día que se va para siempre,
que sale del tiempo y que nunca volverá a repetirse-.
Quiero atraer a todos hacia el abrazo de una alegría que comienza,
de un Universo que espera que rompamos sus puertas
con la energía de nuestra marcha incontenible.
Quiero llevaros a recorrer los caminos
por donde avanza -inexorable- la Historia.
Porque los amo quiero llevarlos de frente a la nueva mañana,
mañana lavada de pesar que habremos construido todos.

Vámonos y que nadie se quede a la zaga,
que nadie perezoso, amedrentado, tibio, habite la faz de la tierra
para que este amor tenga la fuerza de los terremotos,
de los maremotos,
de los ciclones, de los huracanes
y todo lo que nos aprisione vuele convertido en desecho
mientras hombres y mujeres nuevos
van naciendo erguidos
luminosos
como volcanes...

Vámonos
Vámonos
Vámonoooos!!!

COMO GATA PANZA ARRIBA

Te quiero como gata boca arriba,
panza arriba te quiero,
maullando a través de tu mirada,
de este amor-jaula
violento,
lleno de zarpazos
como una noche de luna
y dos gatos enamorados
discutiendo su amor en los tejados,
amándose a gritos y llantos,
a maldiciones, lagrimas y sonrisas
(de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)

Te quiero como gata panza arriba
y me defiendo de huir,
de dejar esta pelea
de callejones y noches sin hablarnos,
este amor que me marea,
que me llena de polen,
de fertilidad
y me anda en el día por la espalda
haciéndome cosquillas.

No me voy, no quiero irme, dejarte,
te busco agazapada
ronroneando,
te busco saliendo detrás del sofá,
brincando sobre tu cama,
pasándote la cola por los ojos,
te busco desperezándome en la alfombra,
poniéndome los anteojos para leer
libros de educación del hogar
y no andar chiflada y saber manejar la casa,
poner la comida,
asear los cuartos,
amarte sin polvo y sin desorden,
amarte organizadamente,
poniéndole orden a este alboroto
de revolución y trabajo y amor
a tiempo y destiempo,
de noche, de madrugada,
en el baño,
riéndonos como gatos mansos,
lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
a los pies del sofá de leer el periódico.

Te quiero como gata agradecida,
gorda de estar mimada,
te quiero como gata flaca
perseguida y llorona,
te quiero como gata, mi amor,
como gata, Gioconda,
como mujer,
te quiero.

SIN TÍTULO

La mañana se despierta
húmeda y vegetal
todavía sin poder sacudirse la lluvia nocturna
que sigue lamiendo sus bordes.
Me levanto aturdida
sintiendo aún el calor reciente de tu cuerpo
y el abrazo que cercó mi sueño.
Estoy impregnada de tu respiración
del conocimiento epidérmico y espeso del amor.
Mi piel está grabada con tus señales
y no hay viento ni agua que pueda lavarlas
sin dejar mi nombre borroso, desteñido y sin sonrisa.
Te has plantado como roca en mi playa de estrellas de mar y caracolas,
dándole un nuevo sonido a las olas
que revientan contentas su canción salada
en el ámbito de mi cuerpo.

20/4/10

JORNADA POÉTICA "POESÍA ÉRÓTICA". Sábado 17 de Abril 2010



EROS Y LA BELLEZA
 
Comenzaremos por decir que etimológicamente , erótico significa " perteneciente al amor". Proviene del latín , eroticus que a su vez ,lo toma del griego , erotikós id. , derivado de eros, otos , amor . Sus derivados , erótica , erotismo ( s. XVII) y sus compuestos , erotomanía, erotómanos.
Se puede describir el erotismo como un proceso : de reconocimiento de aquello que se supone inconfesable ; de autoconocimiento , de revelación y descubrimiento ; de cambios y asunción de roles basados en la superación de las diferencias , y en el intento de conjugar armónicamete el rasgo erótico masculino tendente hacia lo discontinuo con el erotismo femenino que se inclina hacia lo continuo, en tanto aportación única e insustituible de hombres y mujeres : de descubrimiento y autodescubrimiento donde se establezca un diálogo de cuerpos que permita
comprender a los demás y a uno mismo.
La dimensión erótica - catártica y reveladora - proporciona un nuevo lenguaje. Queremos hablar, esta noche en el Parnaso , de un erotismo fuera del concepto banal consusmista y pornográfico , más bien , diríamos de un erotismo de la atracción , del deseo que despierta en el otro , una mirada , una silueta , un movimiento ; en una palabra , queremos hablar del erotismo de la seducción . Sin olvidar por ello , el erotismo transgresor que rompe con las normas más ortodoxas que rompe con todo lo establecido.
El erotismo siempre es sagrado: tan erótica puede resultar la experiencia de la unión amorosa -mística como la experiencia corporal corporal- orgásmica fisiológica. El erotismo es exclusivamente humano, es sexualidad socializada y transfigurada por la imaginación y la voluntad . Es invención y variación incesante , cambia con los climas y las geografías , con las sociedades y la historia, con los individuos y los temperamentos.
Desde el Ars Amandi ( Arte de amar ) de Ovidio , desde Cátulo y sus poemas a Lesbia, pasando por el amor cortés y provenzal , el Canto espiritual de San Juan de la Cruz , desde el clasicismo hasta la edad contemporánea nos encontramos con el erotismo en el Arte , y en la Poesía que es lo que ahora nos ocupa y nos preocupa.
Utilizaremos una reflexión acertada y profunda de Octavio Paz en La llama doble para mostrar y demostrar la unión del erotismo y el amor . Según el Diccionario de Autoridades la llama " es al parte más sutil del fuego, que se eleva y levanta a lo alto en figura “piramidal" . El fuego original y primordial , la sexualidad , levanta la llama roja del erotismo y ésta a su vez sostiene y alza otra llama azul y trémula : la llama del amor . Erotismo y Amor la llama doble de la vida .


Recobrada está .
¿ Qué ? . La eternidad .
Es la mar , que se fue
con el sol . ( Rimbaud ) .

Tras los hermosos versos de Rimbaud , y como muy bien explica Georges Bataille : la Poesía lleva al mismo punto que todas las formas de erotismo , nos conduce hacia la eternidad . La Poesía es eternidad , es la mar que se fue con el sol .

Amanda, Merche, Salma, sábado 17 de Abril 2010



OLIVERIO GIRONDO

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangunlan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan



CARMEN GONZALEZ HUGUET

LA AMANTE
I
Un lento derramarse, un cielo en fuga,
un crepúsculo muerto sobre el agua.
Una raíz de sal que te sumerge
en la hondura más negra de su grito.

El agua viene y lame cada orilla
con su lengua de cántico y caricia
y amortigua la luz su llaga inmóvil
para no herir la entraña de la tarde.

Sobre cada colina deja un soplo
detenido el arado de los besos.

Las manos se persiguen, se acorralan,
huyen por los rincones, vuelan, gritan
o van a agonizar en tus cabellos.

Tú miras y vacías tu mirada
en el recodo oscuro más remoto.
Y las llenas de nuevo con aromas
de un país que recorres entre sueños.

Miras y vas sembrando de tus ojos
un territorio fértil y sangriento
donde el rostro más frágil y furtivo
se hace piedra y derrota en cada ausencia.

Tú miras y te inventas lo que miras.
Miras el sol y enciendes en la tarde
un universo de luces moradas
que derraman su vino en las pupilas.

Tú miras y en el fondo de la noche
nace la luz del alba sucesiva.

Vuelve otra vez, espejo del pasado.
Ábreme en las entrañas otra llaga
más permanente y mucho más deseable
que la herida que llora lo que pierdo.

Pues si el reproche afila con su lengua
la navaja fatal de los agravios,
tú matas con la sola certidumbre
de no volver a ver el rostro amado.

Recorres un sendero y se disuelve
la ternura en tus manos como arena
deshecha en las entrañas del arroyo.

Y en al quietud endulzas esta boca,
hecha de espada y hiel, arena y odio,
para lamer el tallo del deseo.

Entonces amo el tacto de tus dedos,
que no engaña jamás como las voces.

Pueden mentirme todas tus palabras.
Mentir tu desazón y tu distancia;
mentir también el vértigo cerrado
de la pasión que encierra mis temores.

Pero tus manos, no. Tus manos tiemblan.
Como si fueran pétalos del agua
acariciados por la brisa fría
y estremecidos por su raudo beso.

Ellas me aman más en su mutismo
que tú con las palabras exaltadas.
Tus manos, las raíces extendidas
de diez morenos dedos de mi carne,
hablan mejor en su silencio a gritos.

Dicen, suspiran, nombran, llaman, cantan.
Arrullan o se agitan, iracundas,
dan nombre al mundo y al nombrarlo crean
la realidad feroz de su quimera.

Tú te marchas. Te vas, pero se quedan
tus manos en mi ser, me reconocen
como dulce extensión de las caricias.

Soy suya. Me poseen, me recorren,
me saben parte de su piel. Me besan.

Yo me sumerjo en ellas y me siento
hundida en una carne transparente
más densa que la mar, más perdurable
que la roca tenaz de las distancias.

Me alimenta la sed esa agua en fuga
que entre tus dedos tejes y derramas.

Ebria estoy, más sedienta. Tú lo sabes,
tú que inauguras esta sed a gritos
con que en silencio bebo de tu cuerpo.

Dame más sed, dame más sed. Abreva
con tu silencio mi ansiedad abierta.

Tengo la piel cuarteada sin el agua
que nace de las fuentes de tus dedos.

Sumerge el manantial, cava ese pozo,
siembra en mí con tu gesto sed y agua,
riega la era, al fin. Dame tus labios.
Las palabras, jamás. Dame los besos.
Déjame que te beba a borbotones.

Mañana sé que ha de venir el día
y con él el desierto sin memoria.

Mañana me darás, en el silencio,
potestad de medir el infortunio
con la falta infinita de tus manos.

Mañana...
pero hoy, siémbrame toda
de ansiedades, deseos, luces, sombras,
de miradas furtivas, ecos, risas,
de cuartos defendidos contra el mundo
y abiertos a los mares interiores
de una ternura oscura, indescifrable.

Ahora ven, y ahógame en tu boca.
Déjame agonizar bajo la dicha.
Bajo tu lluvia tiende mi vacío
y sumerge en mis ojos tu mirada.

Ciega estoy si me asomo al universo
sin la luz que me otorgan tus pupilas.

Viviré en las orillas de tus besos
exilada en la noche sin fronteras.
Siempre al borde de ti. Siempre a la orilla,
siempre al margen, apenas en la playa,
mojando con la punta de mis dedos
la sed que de tu espuma me atormenta.

Sedienta de tus vértigos a gritos,
de remolino mutuo que se bebe
juntos la sed, el agua, la marea
de la ebriedad...
Dos cuerpos enlazados
bebiéndose la vida a borbotones,
saciando el agua, abriendo la frontera
donde pueda la sed seguir viviendo.

Más allá de la luz, yo te deseo
cada vez más desnudo, más tú mismo.
Despojado de antiguos atavíos,
de cadenas pesadas como nombres,
de grilletes de epítetos terribles,
de absurdos conformismos, de secretas
pasiones que sepultan su recuerdo,
que se cambian de nombre o que disfrazan
su rostro bajo símbolos oscuros.

Así quiero mirarte, que me veas:
Desnudo de verdad, de veras mio.
Aunque sea un minuto, un día sólo,
un instante sin tiempo ni distancias,
cuando pueda alcanzar al fin tu boca
y alzarme a la estatura de tu beso.

Entonces no podrá la muerte entera
vulnerar con su barba y su gusano
la pura luz de este milagro intacto.

Y voy a verte, entonces, como ahora,
inédita belleza, labio puro,
desafiando al destino desdichado
con la fe en la ternura inquebrantable.

Por ti comprendo ahora mi existencia.
Tiene sentido haber buscado en vano
por años, trenes, pájaros, distancias
el relámpago oscuro del deseo
brillando en tus pupilas como un astro.

Cada recodo halló su rostro vivo
para cobrar sentido entre tus manos:

Suave concavidad, copa inefable
que llenas con tu vino y que rebosa
cuando me das la plenitud.
Dormida
torre de sangre alzada en mi homenaje
y que en su suave miel se desparrama
endulzando los labios que la besan.

Subterránea raíz de los relámpagos.
Tu labor inefable no descansa.
Déjame que te beba con los ojos
cuando manos y boca no me alcancen
para abarcar tu cielo y tu hermosura.

Pero no seas nunca más esquivo,
ni entregues a mi boca vino amargo,
ni sea tu pan hecho de ausencia y hambre.

¿Qué puedo hacer con este mar indócil
que agita sus oleajes en mi pecho?
¿Cómo se emplea una marea inútil
de besos que no encuentran otra boca?

¿Adonde voy con la ternura sola
que se pudre en mis manos sin objeto?
¿Qué destino le espera a los abrazos
cuando sólo la noche nos estrecha?

¿Qué hacer con el amor cuando nos deja
con una vaga sombra entre los dedos?
¿quién puede comprender la melodía
si el amante está sordo o está lejos?

No confíes jamás en el olvido,
ni entregues esta historia a mi memoria.
Nadie es más cruel que una mujer herida.

Como una maldición, la ausencia pone
vinagre y hiel en todo lo que toca.
Hay un rumor de sal en la sonrisa
y un río soterrado en el silencio.

La soledad es un país saqueado
por la duda, el despecho y la amargura.
Una se siente en guerra con la vida,
exilada del reino de la dicha,
extranjera entre todos los humanos.

El polvo crece, entonces, y sepulta
la piel de las mejores ilusiones
y la ceniza clava, silenciosa,
su puñal en el vientre de los fuegos.

Nada resiste. El río que se empoza
ve pudrirse sus aguas en el lodo,
y un mar congela su furioso oleaje
derrotado por gélidos desdenes.

Ahora voy a hablar en el silencio
de abismos que conozco, que visito
cuando me das de ti sólo la ausencia.

Soy entonces tu luna, tu satélite,
extraviada de pronto en el espacio
sin un planeta en torno al cual girar.

Y agonizo en el aire como un trino
abandonado por su flauta de alas,
o como un ave en agua sumergida
o como el agua sumergida en fuego.

Absurda, absurda, absurda y si sentido.
Boca muda, caricia sin el tacto.
Labio ciego a la voz, palabra inútil.
Oído clausurado a toda música,
nombre lanzado al fondo del vacío.

Devuélveme la voz, dame la risa.

Quiero volver a ser libre y sin miedo.
Quiero habitar un mundo a mi medida
y no el galpón oscuro de los otros.

Devuélveme mi casa, mi aposento.
Quiero ser yo de nuevo, libre, a solas.
Habitar en mi cuerpo sin intrusos,
posesionarme de mi propio mundo.

Ya no girar en órbitas de otros.
Estar sola y saber que nadie escoge
por mí la ruta inédita del viaje.

Ser libre para errar, para salvarme,
para creer, para abjurar, consciente
de que yo soy mi opción más importante.

Quiero ser más que un beso de tus labios.
Más que el bregar sin pausa de tus olas.
Más que el vórtice quieto donde acaban
de resumirse todas tus pasiones.

Quiero ser más que estela de cometa.
Más que sombra de luz, dorado anillo
con que, necia, he intentado contenerte.

Quiero ser signo solo y absoluto.
Tener al fin significado propio
y no necesitar tu compañía
para nombrar mi mundo, mi universo.

Quiero ser más que espuma, más que adorno.
Más que la luna para ti, planeta.
Cansada estoy de ser para los otros.,
a costa de no ser para mí misma.

Amada, no. No quiero que me tomes,
que me bañes de espuma y de palabras,
que me entregues el nombre, las cadenas,
la razón de vivir, el eco, el mundo,
el oficio de ser ama de llaves
en la casa que siempre me es ajena.

No vas a usufructuar mi piel, mi sangre,
ni el aliento, ni el goce del deseo.
No vas a ser ya mi propietario.
LA AMANTE
II

Dicen, suspiran, nombran, llaman, cantan.
Arrullan o se agitan, iracundas,
dan nombre al mundo y al nombrarlo crean
la realidad feroz de su quimera.

Tú te marchas. Te vas, pero se quedan
tus manos en mi ser, me reconocen
como dulce extensión de las caricias.

Soy suya. Me poseen, me recorren,
me saben parte de su piel. Me besan.

Yo me sumerjo en ellas y me siento
hundida en una carne transparente
más densa que la mar, más perdurable
que la roca tenaz de las distancias.

Me alimenta la sed esa agua en fuga
que entre tus dedos tejes y derramas.

Ebria estoy, mas sedienta. Tú lo sabes,
tú que inauguras esta sed a gritos
con que en silencio bebo de tu cuerpo.

Dame más sed, dame más sed. Abreva
con tu silencio mi ansiedad abierta.

Tengo la piel cuarteada sin el agua
que nace de las fuentes de tus dedos.

Sumerge el manantial, cava ese pozo,
siembra en mí con tu gesto sed y agua,
riega la era, al fin. Dame tus labios.
Las palabras, jamás. Dame los besos.
Déjame que te beba a borbotones.

Mañana sé que ha de venir el día
y con él el desierto sin memoria.

Mañana me darás, en el silencio,
potestad de medir el infortunio
con la falta infinita de tus manos.

Mañana...
Pero hoy, siémbrame toda
de ansiedades, deseos, luces, sombras,
de miradas furtivas, ecos, risas,
de cuartos defendidos contra el mundo
y abiertos a los mares interiores
de una ternura oscura, indescifrable.

Ahora ven, y ahógame en tu boca.
Déjame agonizar bajo la dicha.
Bajo tu lluvia tiende mi vacío
y sumerge en mis ojos tu mirada.

Ciega estoy si me asomo al universo
sin la luz que me otorgan tus pupilas.

Viviré en las orillas de tus besos
exilada en la noche sin fronteras.
Siempre al borde de ti. Siempre a la orilla,
siempre al margen, apenas en la playa,
mojando con la punta de mis dedos
la sed que de tu espuma me atormenta.

LA AMANTE
III

Sedienta de tus vértigos a gritos,
del remolino mutuo que se bebe
juntos la sed, el agua, la marea
de la ebriedad...
Dos cuerpos enlazados
bebiéndose la vida a borbotones,
saciando el agua, abriendo la frontera
donde pueda la sed seguir viviendo.

Más allá de la luz, yo te deseo
cada vez más desnudo, más tú mismo.
Despojado de antiguos atavíos,
de cadenas pesadas como nombres,
de grilletes de epítetos terribles,
de absurdos conformismos, de secretas
pasiones que sepultan su recuerdo,
que se cambian de nombre o que disfrazan
su rostro bajo símbolos oscuros.

Así quiero mirarte, que me veas:
Desnudo de verdad, de veras mío.
Aunque sea un minuto, un día sólo,
un instante sin tiempo ni distancias,
cuando pueda alcanzar al fin tu boca
y alzarme a la estatura de tu beso.

Entonces no podrá la muerte entera
vulnerar con su baba y su gusano
la pura luz de este milagro intacto.

Y voy a verte, entonces, como ahora,
inédita belleza, labio puro,
desafiando al destino desdichado
con la fe en la ternura inquebrantable.

Por ti comprendo ahora mi existencia.
Tiene sentido haber buscado en vano
por años, trenes, pájaros, distancias
el relámpago oscuro del deseo
brillando en tus pupilas como un astro.

Cada recodo halló su rostro vivo
para cobrar sentido entre tus manos:

Suave concavidad, copa inefable
que llenas con tu vino y que rebosa
cuando me das la plenitud.
Dormida torre de sangre alzada en mi homenaje
y que en su suave miel se desparrama
endulzando los labios que la besan.

Subterránea raíz de los relámpagos.
Tu labor inefable no descansa.
Déjame que te beba con los ojos
cuando manos y boca no me alcancen
para abarcar tu cielo y tu hermosura.

Pero no seas nunca más esquivo,
ni entregues a mi boca vino amargo,
ni sea tu pan hecho de ausencia y hambre.

LA AMANTE
IV

¿Qué puedo hacer con este mar indócil
que agita sus oleajes en mi pecho?
¿Cómo se emplea una marea inútil
de besos que no encuentran otra boca?

¿Adónde voy con la ternura sola
que se pudre en mis manos sin objeto?
¿Qué destino le espera a los abrazos
cuando sólo la noche nos estrecha?

¿Qué hacer con el amor cuando nos deja
con una vaga sombra entre los dedos?
¿Quién puede comprender la melodía
si el amante está sordo o está lejos?

No confíes jamás en el olvido,
ni entregues esta historia a mi memoria.
Nadie es más cruel que una mujer herida.

Como una maldición, la ausencia pone
vinagre y hiel en todo lo que toca.
Hay un rumor de sal en la sonrisa
y un río soterrado en el silencio.

La soledad es un país saqueado
por la duda, el despecho y la amargura.
Una se siente en guerra con la vida,
exilada del reino de la dicha,
extranjera entre todos los humanos.

El polvo crece, entonces, y sepulta
la piel de las mejores ilusiones
y la ceniza clava, silenciosa,
su puñal en el vientre de los fuegos.

Nada resiste. El río que se empoza
ve pudrirse sus aguas en el lodo,
y un mar congela su furioso oleaje
derrotado por gélidos desdenes.

Ahora voy a hablar en el silencio
de abismos que conozco, que visito
cuando me das de ti sólo la ausencia.

Soy entonces tu luna, tu satélite,
extraviada de pronto en el espacio
sin un planeta en torno al cual girar.

Y agonizo en el aire como un trino
abandonado por su flauta de alas,
o como un ave en agua sumergida
o como el agua sumergida en fuego.

Absurda, absurda, absurda y sin sentido
Boca muda, caricia sin el tacto.
Labio ciego a la voz, palabra inútil.
Oído clausurado a toda música,
nombre lanzado al fondo del vacío.

Devuélveme la voz, dame la risa.

Quiero volver a ser libre y sin miedo.
Quiero habitar un mundo a mi medida
y no el galpón oscuro de los otros.

Devuélveme mi casa, mi aposento.
Quiero ser yo de nuevo, libre, a solas.
Habitar en mi cuerpo sin intrusos,
posesionarme de mi propio mundo.

Ya no girar en órbitas de otros.
Estar sola y saber que nadie escoge
por mí la ruta inédita del viaje.

Ser libre para errar, para salvarme,
para creer, para abjurar, consciente
de que yo soy mi opción más importante.

Quiero ser más que un beso de tus labios.
Más que el bregar sin pausa de tus olas.
Más que el vórtice quieto donde acaban
de resumirse todas tus pasiones.

Quiero ser más que estela de cometa.
Más que sombra de luz, dorado anillo
con que, necia, he intentado contenerte.

Quiero ser signo solo y absoluto.
Tener al fin significado propio
y no necesitar tu compañía
para nombrar mi mundo, mi universo.

Quiero ser más que espuma, más que adorno.
Más que la luna para ti, planeta.
Cansada estoy de ser para los otros,
a costa de no ser para mí misma.

Amada, no. No quiero que me tomes,
que me bañes de espuma y de palabras,
que me entregues el nombre, las cadenas,
la razón de vivir, el eco, el mundo,
el oficio de ser ama de llaves
en la casa que siempre me es ajena.

No vas a usufructuar mi piel, mi sangre,
ni el aliento, ni el goce del deseo.
No vas a ser ya más mi propietario



JOSE ANGEL VALENTE

EL TEMBLOR

La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz,
bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.
Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.
Bebo, te bebo
en las mansiones líquidas
del paladar
y en la humedad radiante de tus ingles,
mientras tu propia lengua me recorre
y baja,
retráctil y prensil, como la lengua
oscura de la lluvia.
La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta.


CARILDA OLIVER LABRA

DISCURSO DE EVA

Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?

Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: «mi vida»
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
( ¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise decir que ya te odio. )
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...

Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Este es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para sIempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.


ALESSANDRO BARICCO
SEDA (fragmento)

" Permanece así, te quiero mirar, yo te he mirado tanto pero no eras para mí, ahora eres para mí, no te acerques, te lo ruego, quédate como estás, tenemos una noche para nosotros, y quiero mirarte, nunca te había visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra los ojos y acaríciate, te lo ruego, no abras los ojos si puedes, y acaríciate, son tan bellas tus manos, las he soñado tanto que ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así, sigue, te lo ruego, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti, acaríciate señor amado mío, acaricia tu sexo, te lo ruego despacio, es bella tu mano sobre tu sexo, no te detengas, me gusta mirarla y mirarte, señor amado mío, no abras los ojos, no todavía, no debes tener miedo estoy cerca de ti, ¿me oyes?, estoy aquí, puedo rozarte, y esta seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel, tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde, en cierto momento sentirás el calor de mis labios, encima, no puedes saber dónde si no abres los ojos, no los abras, sentirás mi boca donde no sabes, de improviso, tal vez sea en tus ojos, apoyaré mi boca sobre los párpados y las cejas, sentirás el calor entrar en tu cabeza, y mis labios en tus ojos, dentro, o tal vez sea sobre tu sexo, apoyaré mis labios allí y los abriré bajando poco a poco, dejaré que tu sexo cierre a medias mi boca, entrando entre mis labios, y empujando mi lengua, mi saliva bajará por tu piel hasta tu mano, mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo, hasta que al final te bese en el corazón, porque te quiero, morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te quiero, y con el corazón entre mis labios tú serás mío, de verdad, con mi boca en tu corazón tú serás mío, para siempre, y si no me crees abre los ojos señor amado mío y mírame, soy yo, quién podrá borrar jamás este instante que pasa, y este mi cuerpo sin más seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran, tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que resbalas debajo de mí, tomas mis flancos, me levantas, me dejas deslizar sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote con lentitud, tus manos sobre mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves con lentitud, pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz, mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me levanta, tus brazos que no me dejan ir, los golpes dentro de mí, es dulce violencia, veo tus ojos buscar en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde tú quieras, señor amado mío, no hay fin, no finalizará, ¿lo ves?, nadie podrá cancelar este instante que pasa, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos soltando las lágrimas de mis ojos, mi voz dentro de la tuya, tu violencia teniéndome apretada, ya no hay tiempo para huir ni fuerza para resistir, tenía que ser este instante, y este instante es, créeme, señor amado mío, este instante será, de ahora en adelante, será, hasta el fin. "


DELMIRA AGUSTINI
SERPENTINA

En mis sueños de amor, ¡yo soy serpiente!
gliso y ondulo como una corriente;
dos píldoras de insomnio y de hipnotismo
son mis ojos; la punta del encanto
es mi lengua... ¡y atraigo con mi llanto!
soy un pomo de abismo.

Mi cuerpo es una cinta de delicia,
glisa y ondula como una caricia...
Y en mis sueños de odio ¡soy serpiente!
mi lengua es una venenosa fuente;
mi testa es la luzbélica diadema,
haz de la muerte, en un fatal soslayo
son mis pupilas; y mi cuerpo en gema
¡es la vaina del rayo!
Si así sueño mi carne, así es mi mente:
un cuerpo largo, largo, de serpiente,
vibrando eterna, ¡voluptuosamente!

Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
jardinero de oro de la vida,
jardinero de fuego de la muerte
en el carmen fecundo de mi vida.
Pico de cuervo con olor de rosas,
aguijón enmelado de delicias
tu lengua es. Tus manos misteriosas
son garras enguantadas de caricias.
Tus ojos son mis medianoches crueles,
panales negros de malditas mieles
que se desangran en la acerbidad;
crisálida de un vuelo del futuro,
es tu brazo magnífico y oscuro,
torre embrujada de mi soledad.


GIOCONDA BELLI

SOY TU INDÓMITA GACELA ...

Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.



ORIETTA LOZANO
RITUAL SECRETO

Amante mío, estoy desnuda, más fresca que el agua azul
para tu noche de amor.
Cada extremo de mi boca,
cada esquina de mis miembros
se apresuran como ágiles peces
hacia tus tibias aguas.
Amante mío, yo deseo la mordedura de tus dientes
y me encamino temblorosa hacia cada uno de tus dedos,
me detengo a mirar tu cuerpo a través de oscura cerradura
e incontenible deseo se posa en mis húmedos senos.
Por ti se escapa la sequedad de mi boca,
mi mirada de brújula perdida en tus rincones,
floto voluptuosa en tus profundas aguas
y me abro como flor nocturna a tu plácida noche.
Mi cuerpo, fiesta fértil y lasciva.
Paséeme solitaria, desnuda ante tu noche,
siémbrame semillas olorosas a sal.
Mírame desnuda
con la hermosa sospecha
que mi vientre será fértil a tu salada lluvia.
Mi caverna, tibia y silenciosa, guarida perfecta
de tu solitario cuerpo,
Mi boca es suave entre tus dientes,
mi lengua, pájaro que anida en tu boca.
Por mi carne fluye sudor de hierro
y me prendo
como alga marina a tu confuso mar.
Soy la obra inconclusa
con infinitas posibilidades para un final.
Me entrego fácil a tus brazos,
con el misterioso encanto de un ritual.


A SOLAS CONTIGO
Antonio G. H. (Lewis_TM)
14 de Abril del 2010

Hemos habitado juntos tantas veces, amada mia
No preguntes cuantas, solo se que
han sido para mi tu aliento, tus gemidos
miel que sustenta mi pasion desbordada sobre tí

Caminar por tus veredas, recorrer tus senderos
Admirar tu sonrisa desde tu valle mas profundo
Han sido de las experiencias mas singulares
que me ha regalado la existencia.

Alli donde anidas tus mas preciados tesoros
jardin del eden donde encuentro los frutos
deliciosos de tus pechos, frutas que son
sueños deseados de mis manos,
epicarpio aterciopelado que mis dedos
acarician descubriendo el velo de su timidez.

Mi pasión es beber el nectar de los dioses
en la copa de tu ombligo y besar
repetidas veces ese lunar que escondes
bajo tu claro y fascinante vientre.

La luz de luna que se cuela por la ventana
Me devuelve la belleza de tu cuerpo desnudo
Que mis ojos contemplan extasiado
Y suspiro largo interrumpe
el suave silencio de tu habitacion.

Recostada estas sobre tu almohada,
Una sabana deslizas por tu piel,
en las fronteras de tu cintura
en los surcos de tus muslos,
abiertas ventanas de tus piernas,
acompañan deseos acumulados en tus sueños
y caprichos de tus pensamientos
expectante consumacion de tus pasiones
flotan sobre tu cama y tu habitacion,
Yo cual marino errante me sumerjo suavemente
en un mar infinito en busca de tus secretos
y asi deleitarnos juntos en la mezcla del amor y la pasion.

Reflejos de luna me regalas a traves de los brillos
iridiscentes que irradian tu miel mas profunda
que cual rios van surcando suavemente
las delicadas membranas de tu desnudez
esparciendo deseos desde lo mas profundo de su escondite.

Mujer deseado de su hombre que besa tus pies
y tus tobillos, piel trémula y delicada al contacto tibio de
mi boca en tu rodilla y tus muslos. Suspiros ahogados
que escapan de tus labios van recreado mis oidos,
musica magica que embriagan mi pensamiento.

Extasis de ternura invaden nuestros sentidos
ante sublime besos de nuestros cuerpos, y la
succion intermitente y oscilante del nectar de tu ofrenda
cual colibrí flotando en el aire ejecutando ritual milenario
donde apaga su sed con el fresco polen de las flores.

LLuvia de gemidos inundan la habitacion
palabras ahogadas en besos,
suspiros entrecortado que estimulan nuestros sentidos
y acrecientan nuestros deseos libidinosos ávidos de pasion.
....Lo hemos hecho de nuevo.


21/3/10

JORNADA POÉTICA DE JOSÉ HIERRO. 20/03/2010



El 3 de abril de 1922 nace en Madrid José Hierro del Real . En 1924 su familia se traslada a Santander y en esta ciudad cursa estudios primarios en el Colegio de los Salesianos. Durante su infancia lee libros que influirán en si literatura posterior como " El alcázar de las perlas" de Francisco Villaespesa le influirá inconscientemente en el uso del eneasílabo romanceado, así como la obra de Gabriel Miró. En 1934 recibe un premio de cuento infantil, en el Ateneo Popular de Santander
Inicia en 1936 la carrera de perito electromecánico en la Escuela de Industrias, que se vio obligado a interrumpir en 1936, con el estallido de la Guerra Civil. Durante los años en que dura la guerra se afilia a la Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios.
Al entrar las tropas del general Franco en la ciudad su padre es encarcelado, y él también corre la misma suerte. El 3 de septiembre de 1939 es detenido a consecuencia de sus actividades clandestinas de ayuda a los presos; ingresa en la Prisión Provincial y recorre una serie de cárceles del país como: Comendadoras (Madrid), Palencia, de nuevo Santander, Porlier y Torrijos (Madrid), Segovia y Alcalá de Henares. Es procesado dos veces y, finalmente, se lo condena a doce años y un día de reclusión; sin embargo, abandonará la cárcel en 1944, hasta ser puesto en libertad en Alcalá de Henares en 1944, y en marzo de ese mismo año muere su padre.
En prisión desarrolló una intensa actividad, y en los escritos de ese período quedaron plasmados muchos de los sucesos vividos durante la contienda, como la muerte de su padre, la interrupción de sus estudios y el descubrimiento de la Generación del 27, a través de la antología de Gerardo Diego.
Luego de ser puesto en Libertad José Hierro se traslada a Valencia donde se dedica por entero a escribir. Es es esta época participa en la fundación de la revista Corcel, y la revista Proel, en esta última publicó "Tierra sin nosotros", su primer libro de poemas, en 1947. En ese mismo año con su segunda obra "Alegría" obtuvo el Premio Adonais de poesía y también regresa a Santander donde vivirá hasta 1952.
Durante esos años realiza los mas diversos trabajos: listero en una empresa de construcción en Torrelavega, tornero en un taller de fundición en Maliaño, conferenciante por las bibliotecas de la provincia, redactor-jefe de las revistas de la Cámara de Comercio y de la Cámara Sindical Agraria, titulada esta última Tierras del Norte. Colabora con la revista Proel y en su sala de exposiciones, junto a Ricardo Gullón, a quien conoce a su regreso a aquella ciudad.
En 1949 contrae matrimonio con María de los Ángeles Torres. Publica el poema inédito El viento del sur, en tirada privada de cien ejemplares.
En 1952 se traslada a Madrid donde comienza a trabajar en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el Ateneo, donde dirigirá la Sala de Santa Catalina, y en la Editora Nacional, donde desempeño diferentes trabajos: oficinista, encargado de ediciones, diseñando las cubiertas de los libros y corrigiendo pruebas de imprenta. Posteriormente, trabajará también en el departamento de promoción de la revista Reader’s Digest y en la revista Dunia, hasta que ésta se traslada a Barcelona. Trabajará, por último, en Radio Exterior de España y Radio 3, para incorporarse luego, definitivamente, a Radio Nacional de España, donde trabajará hasta 1987, año en que se jubila.
Durante todos esos años la actividad Literaria de José Hierro fue intensa. En 1953 Pablo Beltrán de Heredia le publica en Santander una Antología poética, por la que obtiene, en el mes de diciembre, el Premio Nacional de Poesía. En 1954 Ediciones Cantalapiedra publica en Santander la edición comercial de la "Antología poética". Un año mas tarde es publicada "Estatuas yacentes", en la Colección «Clásicos de todos los años», que edita en Santander, privadamente, Pablo Beltrán de Heredia.
Su libro libro "Cuanto sé de mí", se publica en 1957 y con él recibe el Premio de la Crítica. También se publica un volumen recopilatorio de los dos primeros libros de Hierro, precedidos de un prólogo suyo, con el título Poesía del momento. Comienza a escribir los poemas del "Libro de las alucinaciones", que se concluirá en 1963.
La Fundación March le concede el Premio de Poesía en 1960.
A principio de los años 60 Hierro realiza crítica de arte en diversas publicaciones, así como también dirige una tertulia poética en el Ateneo, que acaba siendo censurada, por problemas políticos, y tiene que trasladarse a la librería Abril, en la calle del Arenal; la tertulia de esta librería, dirigida por Carmina Abril, José Gerardo Manrique de Lara y José Hierro, se inaugura con una lectura de poemas por parte de Vicente Aleixandre.
En 1962 ve la luz la primera edición de sus "Poesías completas: 1944-1962" (Vicente Giner, Madrid). También es incluido en la antología "Veinte años de poesía española: 1939-1959", editada en Barcelona por José María Castellet.
Se publica el "Libro de las alucinaciones" en 1964 y en ese mismo año recibe el Premio de Crítica. Al año siguiente es incluido en Poesía española contemporánea. Antología (1939-1964). Poesía social, libro preparado para la Editorial Alfaguara por Leopoldo de Luis.
Con una tesis sobre Individuo y colectividad: El caso de José Hierro obtiene el título de Doctoró por la Universidad de Valencia Pedro J. de la Peña, que la propia Universidad editará en 1978.
Es nombrado en 1980 Miembro de Honor de la Society of Spanish and Spanish-American Studies. Aurora de Albornoz publica una extensa Antología de la obra poética de Hierro (Visor, Madrid), que tendrá una 2.ª edición en 1985.
En 1981 recibe el Premio Príncipe de Asturias de Literatura.
El Consejo de Gobierno de la Diputación Regional de Cantabria, le concede en 1982 el título de hijo adoptivo y poeta de Cantabria.
"Seis sonetos olvidados" y el libro "Emblemas neurorradiológicos", con ilustraciones de Jesús Muñoz es publicado en 1990 y también se le concede a José Hierro el Premio Nacional de las Letras españolas de este año.
Con el título de "Prehistoria literaria" son publicados en 1992 numerosos poemas, en su mayor parte inéditos. Esta obra, publicada por la misma editorial, que en 1947 sacara a la luz su primer trabajo, consta de una treintena de poemas escritos durante el bienio 1937-1938.
Un nutrido grupo de escritores y pintores le brinda homenaje en 1993 a través del libro "Encuentros con José Hierro", que es editado por el Ministerio de Cultura con motivo del Premio de las Letras Españolas obtenido por él en 1990.
Durante 1995 es galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el más importante en el ámbito poético español y es además es investido doctor honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.
Estuvo trabajando 7 años en su libro "Cuadernos de Nueva York" que se publica en 1998, el cual, esta compuesto por 32 poemas. Este libro es considera por la crítica como una obra mayor de la poesía contemporánea y fue galardonado el 27 de marzo de 1999 con el Premio de la Crítica en la modalidad de poesía. Es galardonado con el Premio de Literatura Miguel de Cervantes el 9 de diciembre de 1998. Un año mas tarde es elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
Falleció el 21 de diciembre del 2002 en Madrid, aquejado de una insuficiencia respiratoria el poeta que logró que se hablase de él por sus versos, que llevó en la sangre las letras con las que ha deslumbrado con sus poemas. Sin duda uno de los grandes escritores españoles de poesía del siglo XX.




APAGAMOS LAS MANOS. DEJAMOS ENCIMA DEL MAR MARCHITARSE LA LUNA ...

Apagamos las manos. Dejamos encima del mar marchitarse la luna
y nos pusimos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Ahora ya es tarde. Las albas vendrán a ofrecernos sus húmedas flores.
Ciegos iremos. Callados iremos, mirando algo nuestro que escapa
hacia su patria remota.
(Nuestro espíritu debe de ser, que cabalga
sobre las olas.)

Ahora ya es tarde. Apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Hemos caído en un pozo que ahoga los sueños.
Hemos sentido la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.

Antes, entonces, con qué gozo ardiente,
con qué prodigioso encenderse de aurora
modelamos en nieblas efímeras, en pasto de brisas ligeras,
nuestra cálida hora.
Y cómo apretamos las ubres calientes. Y cómo era hermoso
pensar que no había ni ayer, ni mañana, ni historia.

Ahora ya es tarde; apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Cómo errar por los años, como astros gemelos, sin fuego,
como astros sin luz que se ignoran.
Cómo andar, sin nostalgia, el camino, soñando dos sueños distintos
mientras en torno el amor se desploma.

Ahora ya es tarde. Sabemos. Pensamos. (Buscábamos almas.)
Ahora sabemos que el alma no es piedra ni flor que se toca.
Como astros gemelos y ajenos pasamos, sabiendo
que el alma se niega si el cuerpo se niega.
Que nunca se logra si el cuerpo se logra.

Dejamos encima del mar marchitarse la luna.
Cómo errar, por los años, sin gloria.
Cómo aceptar que las almas son vagos ensueños
que en sueños tan sólo se dan, y despiertos se borran.
Qué consuelo ha de haber, si lograr una gota de un alma
es pretender apresar el latir de la tierra, desnuda y redonda.
Estamos despiertos. Sabemos. Como astros soberbios, caídos,
sentimos la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.

De "Con las piedras, con el viento" 1950


DOS FÁBULAS PARA TIEMPOS SOMBRÍOS
Segunda fábula (El amor)
1. Génesis

En el principio era el amor.
Cuando el alba buscaba un dueño.
Cuando todas las criaturas
llevaban sus cuerpos desiertos.

En el principio era el amor.
En todo tenía su reino.
La noche entera era el latido
de tan hondo enamoramiento.

El amor y las almas, juntos
fueron creando el Universo.
Las almas fueron su metal.
El amor su mágico fuego.

En el principio era el amor.
Los cuerpos estaban desiertos,
y cada cuerpo buscó un alma
que lo tuviera prisionero.

Para el cuerpo, recién nacido
de la noche, todo fue nuevo.
Ignoró, por no entristecerse,
que el alma tenía recuerdos.

En el principio era el amor.

2. Sin saberlo

Alguna vez, un alma halló
el alma que la completaba.
Cuando los cuerpos se tuvieron,
olvidaron que había alma.

No llegaron a lo que dura,
y gozaron de lo que pasa.
Luego se fueron, dividieron
el caudal de su única agua.
3. Segundo amor

En el principio era el amor.
Sin el amor nada existía.
El alma que una vez amó,
nunca jamás se apagaría.
Volver a amar era intentar
tornar al punto de partida,
apresar humo, tocar cielos,
poseer la luz infinita.
Volver a amar era querer
revivir las flores marchitas.
Era escuchar la voz del alma
que llamaba al alma perdida.
Volver a amar era llorar
por la dicha desvanecida.
Era encontrar con quien partir
el pan y el vino de otros días.
Pero -de sobra lo sabemos-
sólo una vez se ama en la vida.
Volver a amar, es evocar
el amor que colmó la dicha.
Es, sin querer, hacer sufrir.
Sentir la rueda detenida.
Que si el espejo sufre, es porque
la vieja imagen está viva.
En el principio era el amor.
De "Con las piedras, con el viento" 1950


UNA TARDE CUALQUIERA

Yo, José Hierro, un hombre
como hay muchos, tendido
esta tarde en mi cama,
volví a soñar.
(Los niños,
en la calle, corrían.)
Mi madre me dio el hilo
y la aguja, diciéndome:
«Enhébramela, hijo;
veo poco».
Tenía
fiebre. Pensé: —Si un grito
me ensordeciera, un rayo
me cegara… (Los niños
cantaban.) Lentamente
me fue invadiendo un frío
sentimiento, una súbita
desgana de estar vivo.
Yo, José Hierro, un hombre
que se da por vencido
sin luchar. (A la espalda
llevaba un cesto, henchido
de los más prodigiosos
secretos. Y cumplido,
el futuro, aguardándome
como a la hoz el trigo.)
Mudo, esta tarde, oyendo
caer la lluvia, he visto
desvanecerse todo,
quedar todo vacío.
Una desgana súbita
de vivir. («Toma, hijo,
enhébrame la aguja»,
dice mi madre.)
Amigos:
yo estaba muerto. Estaba
en mi cama, tendido.
Se está muerto aunque lata
el corazón, amigos.
Y se abre la ventana
y yo, sin cuerpo (vivo
y sin cuerpo, o difunto
y con vida), hundido
en el azul. (O acaso
sea el azul, hundido
en mi carne, en mi muerte
llena de vida, amigos:
materia universal,
carne y azul sonando
con un mismo sonido.)
Y en todo hay oro, y nada
duele ni pesa, amigos.
A hombros me llevan. Quién:
la primavera, el filo
del agua, el tiemblo verde
de un álamo, el suspiro
de alguien a quien yo nunca
había visto.
Y yo voy arrojando
ceniza, sombra, olvido.
Palabras polvorientas
que entristecen lo limpio:
Funcionario,
tintero,
30 días vista,
diferencial,
racionamiento,
factura,
contribución,
garantías…
Subo más alto. Aquí
todo es perfecto y rítmico.
Las escalas de plata
llevan de los sentidos
al silencio. El silencio
nos torna a los sentidos.
Ahora son las palabras
de diamante purísimo:
Roca,
águila,
playa,
palmera,
manzana,
caminante,
verano,
hoguera,
cántico…
… cántico. Yo, tendido
en mi cama. Yo, un hombre
como hay muchos, vencido
esta tarde (¿esta tarde
solamente?), he vivido
mis sueños (esta tarde
solamente), tendido
en mi cama, despierto,
con los ojos hundidos
aún en las ascuas últimas,
en las espumas últimas
del sueño concluido.



PRELUDIO

Después de miles, de millones de años,
mucho después
de que los dinosaurios se extinguieran,
llegaba a este lugar.
Lo acompañaban otros como él,
erguidos como él
(como él, probablemente, algo encorvados).

A partir de onomatopeyas ,
de monosílabos, gruñidos,
desarrolló un sistema de secuencias sonoras.
Podría así memorizar sucesos del pasado,
articular sus adivinaciones,
pues el presente -él lo intuía- no comienza ni finaliza
en sí mismo, sino que es punto de intersección
entre lo sucedido y lo por suceder,
llama entre la madera y la ceniza.

Los sonidos domesticados decían
mucho más de lo que decían
(originaban círculos concéntricos
-como la piedra arrojada al agua-
que se multiplicaban, se expandían,
se atenuaban hasta regresar a la lisura y el sosiego):
y todos percibían su esencia misteriosa
que no sabían descifrar.
Con reverencia temerosa
escuchaban mensajes tan incomprensibles
como los de la llama, la ola, el trueno
(tal vez con la misma inquietud con que escuchamos al doctor
que diagnostica nuestro mal
utilizando tecnicismos nunca oídos,
de manera que no sabemos
si -impasible y profesional-
es nuestra muerte lo que anuncia
o es la vida).

Nadie comprendió entonces sus palabras.
Por eso andan, ahora, las palabras
pasando por los vientos,
ávidas de que alguno las recoja
siglos después de pronunciadas.
Y aquí están aguardando que alguno las escuche,
aquí en el lugar mismo en donde fueron pronunciadas,
aquí donde confluyen
Broadway y la Séptima Avenida.
Fue aquí donde él me vio,
donde narró la crónica
de este instante en que estoy evocándolo.
Aquí, entre anuncios luminosos,
en la ciudad de Nueva York.

De "Cuaderno de Nueva York" 1998


COMO LA ROSA: NUNCA ...

Como la rosa: nunca
te empañe un pensamiento.
No es para ti la vida
que te nace de dentro.
Hermosura que tenga
su ayer en su momento.
Que en sólo tu apariencia
se guarde tu secreto.
Pasados no te brinden
su inquietante misterio.
Recuerdos no te nublen
el cristal de tus sueños.
Cómo puede ser bella
flor que tiene recuerdos.

De "Con las piedras, con el viento" 1950


CAE EL SOL

Perdóname. No volverá a ocurrir.
Ahora quisiera
meditar, recogerme, olvidar: ser
hoja de olvido y soledad.
Hubiera sido necesario el viento
que esparce las escamas del otoño
con rumor y color.
Hubiera sido necesario el viento.

Hablo con humildad,
con la desilusión, la gratitud
de quien vivió de la limosna de la vida.
Con la tristeza de quien busca
una pobre verdad en que apoyarse y descansar.
La limosna fue hermosa -seres, sueños, sucesos, amor-,
don gratuito, porque nada merecí.
¡Y la verdad! ¡Y la verdad!
Buscada a golpes, en los seres,
hiriéndolos e hiriéndome;
hurgada en las palabras;
cavada en lo profundo de los hechos
-mínimos, gigantescos, qué más da:
después de todo, nadie sabe
qué es lo pequeño y qué lo enorme;
grande puede llamarse a una cereza
( "hoy se caen solas las cerezas",
me dijeron un día, y yo sé por qué fue ),
pequeño puede ser un monte,
el universo y el amor.
Se me había olvidado algo
que había sucedido.
Algo de lo que yo me arrepentía
o, tal vez, me jactaba.
Algo que debió ser de otra manera.
Algo que era importante
porque pertenecía a mi vida: era mi vida.
(Perdóname si considero importante mi vida:
es todo lo que tengo, lo que tuve;
hace ya mucho tiempo, yo la habría vivido
a oscuras, sin lengua, sin oídos, sin manos,
colgado en el vacío,
sin esperanza.)
Pero se me ha borrado
la historia (la nostalgia)
y no tengo proyectos
para mañana, ni siquiera creo
que exista ese mañana (la esperanza).
Ando por el presente
y no vivo el presente
(la plenitud en el dolor y la alegría).
Parezco un desterrado
que ha olvidado hasta el nombre de su patria,
su situación precisa, los caminos
que conducen a ella.
Perdóname que necesite
averiguar su sitio exacto.
Y cuando sepa dónde la perdí,
quiero ofrecerte mi destierro, lo que vale
tanto como la vida para mí, que es su sentido.
Y entonces, triste, pero firme,
perdóname, te ofreceré una vida
ya sin demonio ni alucinaciones.
De "Libro de las alucinaciones" 1964


PASEO

Sin ternuras, que entre nosotros
sin ternuras nos entendemos.
Sin hablarnos, que las palabras
nos desaroman el secreto.
¡Tantas cosas nos hemos dicho
cuando no era posible vernos!
¡Tantas cosas vulgares, tantas
cosas prosaicas, tantos ecos
desvanecidos en los años,
en la oscura entraña del tiempo!
Son esas fábulas lejanas
en las que ahora no creemos.
Es octubre. Anochece. Un banco
solitario. Desde él te veo
eternamente joven, mientras
nosotros nos vamos muriendo.
Mil novecientos treinta y ocho.
La Magdalena. Soles. Sueños.
Mil novecientos treinta y nueve,
¡comenzar a vivir de nuevo!
Y luego ya toda la vida.
Y los años que no veremos.
Y esta gente que va a sus casas,
a sus trabajos, a sus sueños.
Y amigos nuestros muy queridos,
que no entrarán en el invierno.
Y todo ahogándonos, borrándonos.
Y todo hiriéndonos, rompiéndonos.
Así te he visto: sin ternuras,
que sin ellas nos entendemos.
Pensando en ti como no eres,
como tan solo yo te veo.
Intermedio prosaico para
soñar una tarde de invierno.

De "Quinta del 42" 1952


RESPUESTA

Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieras a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte,
hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.
Si ahora yo te dijera que había que andar por ciudades perdidas
y llorar en sus calles oscuras sintiéndote débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...
Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente...
Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber si me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?
Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras como tú me entendieses.
De "Alegría" 1947

14/3/10

JORNADA POÉTICA DE PABLO NERUDA. 13/03/2010





Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, nombre auténtico de Pablo Neruda
—seudónimo que utilizó por primera vez en 1920 y adoptó desde 1946—, nació el 12 de julio de 1904 en Parral, Chile, pero se crió en
la localidad de Temuco, entre «la poesía y la lluvia», como diría en sus memorias. Sus padres fueron Rosa Basoalto, que murió de tuberculosis cuando tenía un mes de nacido, y José del Carmen Reyes, quien abandonó el campo para trabajar como obrero en los diques del puerto de Talcahuano, hasta alcanzar el cargo de ferroviario en Temuco. Neruda aprendió a amar la naturaleza en sus años de infancia, durante sus recorridos en tren hacia la exuberante vegetación de Boroa. La región había sido en el pasado escenario de enfrentamientos entre los conquistadores españoles y los araucanos, que con el tiempo fueron despojados de su territorio y posteriormente aniquilados por los colonos protagonistas de la «pacificación de la Araucanía». Esas frías y húmedas tierras australes, bordeadas por el más puro océano Pacífico, emergen en una poética de la desesperanza, de la soledad del ser humano y del amor, como en Veinte poemas de amor y una canción desesperada, libro que llevó a su autor a los circuitos internacionales y le dio una fama similar a la de Rubén Darío, hasta hacerlo merecedor del Premio Nobel en 1971.
Poco se ha hablado de la infancia del joven Neftalí, pero conviene señalar que estuvo marcada por extrañas relaciones filiales. El padre contrajo segundas nupcias con Trinidad Candia Marverde. Neruda conservó de ella los recuerdos más gratos, pero en cambio no tuvo ninguna relación con el hermano mayor, nacido de la relación clandestina entre su padre y Trinidad. El afecto fue para la hermana menor, fruto de una nueva infidelidad del padre, que la esposa acogió en su seno. Neruda establecería con Laura Reyes, que así se llamaba su hermana, una complicidad de la que queda constancia en la amorosa correspondencia que mantuvo con ella. A Laura le confió su pasión por la poesía, a la que se entregó desde que inició sus estudios en el Liceo de Varones de Temuco.
Al terminar el bachillerato continuó con los estudios de francés y más tarde, en la Universidad de Santiago, siguió la carrera diplomática. A la edad de 16 años adoptó como seudónimo el apellido del poeta checo Jan Neruda. Su primera publicación fue el artículo «Entusiasmo y perseverancia», aparecido en el diario de Temuco La Mañana. Animado por la ya reconocida poeta Gabriela Mistral, que trabajaba como directora del vecino Liceo de Niñas de la misma localidad, Neruda se inició en la lectura de los clásicos rusos. Tres años más tarde ganó el primer premio de la Fiesta de la Primavera de su ciudad con unos poemas firmados con el nombre que lo da a conocer como una de cimas de la literatura en lengua española. En 1920, lo encontramos en una frenética actividad cultural, como presidente del Ateneo Literario del Liceo de Temuco y como secretario de la asociación. Muchos de los poemas publicados en esa etapa se recogen en la primera edición de Crepusculario, de 1923, realizada gracias a un préstamo del crítico chileno Hernán Díaz Arrieta. Al año siguiente publica Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Estos primeros libros, influidos aún por el modernismo, refieren la melancolía y el dolor por la ausencia de la mujer amada. En 1925 dirige la revista Caballo de Bastos, y es a partir de entonces cuando se propone una renovación formal de intención vanguardista en tres breves libros: la novela El habitante y su esperanza; el poemario Anillos, escrito en colaboración con Tomás Lago; y Tentativa del hombre infinito.
En 1927 inicia la carrera diplomática, que lo lleva por tierras de Birmania, Singapur, Java, China, Argentina, España y París, donde conoce al poeta peruano César Vallejo, a quien le unió una amistad de por vida. Posteriormente viaja a México, Guatemala y Cuba. El diario argentino La Nación publica sus crónicas de viaje. En 1930, durante su etapa de cónsul en Batavia (Java), se casó con María Antonieta Agenaar, joven holandesa con quien regresó a Chile en 1932 y con quien tuvo a su hija Malva Marina, nacida en 1934 y fallecida a los ocho años. De 1933 es la primera edición de El hondero entusiasta, un libro influido por el uruguayo Sabat Ercasty y cuyos poemas formarán parte de Residencia. Ese mismo año es nombrado cónsul en Buenos Aires, donde conoce a Federico García Lorca, que llegó a esa ciudad a estrenar su obra Bodas de sangre.
De Buenos Aires se trasladó a Barcelona y luego a Madrid, de modo que reside en España entre 1934 y 1936. En este país conoce a Miguel Hernández, León Felipe, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Jorge Guillén, Luis Rosales, etc. A ellos lo unió una fraterna amistad basada en la solidaridad, y sobre todo en la alegría. La Castellana y el barrio de Argüelles fueron los lugares más transitados por estos poetas, que iban de la madrileña cervecería de Correos hasta la Casa de las Flores, donde residía Neruda. En la cripta de Pombo conoce a Ramón Gómez de la Serna, el acumulador de un universo secreto que cambiaría la sintaxis del idioma, imprimiendo su huella en él, según sugiere en sus memorias. En cambio, el encuentro con Juan Ramón Jiménez, que muy poco tenía que ver con estos jóvenes, fue menos feliz, sobre todo porque las posturas estéticas de éste chocaban con la nerudiana idea de la poesía: «Una poesía impura, como un traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición y actividades vergonzosas, con arrugas, observaciones, sueños, vigilias, profecías, declaraciones de amor y de odio, bestias, sacudidas, idilios, creencias políticas, negaciones, dudas, afirmaciones, impuestos». En 1935 Neruda dirige la revista Caballo Verde para la Poesía a petición de su fundador, Manuel Altolaguirre, quien le presenta a Delia del Carril, su segunda esposa, de quien se separará en 1956
El asesinato de Federico García Lorca en Granada el verano de 1936, al comienzo de la guerra, lo afectó tanto que en sus memorias confesaría: «[...] la guerra de España, que cambió mi poesía, comenzó para mí con la desaparición de un poeta». Por su apoyo a la República fue destituido de su cargo consular. Cuando se acercaba la derrota de la República se editó España en el corazón, poema que hará parte de Tercera residencia. De individualista y hermética, su poesía pasará a ser mucho más comprometida social y políticamente. El libro había sido editado en medio de la adversidad y tanto Manuel Altolaguirre como muchos de quienes trabajaron en la imprenta emprendieron la larga marcha hacia Francia, acarreando entre sus pertenencias sacos de ejemplares que sufrieron las consecuencias de los bombardeos.
En 1939, el gobierno chileno del Frente Popular lo nombra cónsul
en París y a cargo de la inmigración española. Organiza el viaje del Winnipeg, barco fletado por el gobierno de la República española para llevar refugiados a Chile. Al año siguiente es nombrado cónsul general
en México. Al regresar de su cargo, en 1943, visita en Perú las ruinas
de Machu Picchu de donde surge el célebre poema Alturas de Machu Picchu. En 1945, ya en su país, fue elegido senador por el Partido Comunista y galardonado con el Premio Nacional de Literatura. En 1948, el presidente chileno Gabriel González Videla abrió una campaña de persecución contra los sindicatos y la oposición, que llevó a Neruda
a la clandestinidad y el exilio. A raíz de la ilegalización del Partido Comunista, en 1949 el poeta se refugió en varios países europeos, Francia e Italia entre ellos. En 1950 recibe el Premio Internacional de la Paz. Dos años después regresa a su patria temporalmente y vuelve a ser distinguido con otro premio, esta vez el Stalin de la Paz, en 1953.
En 1958 Neruda publica Estravagario, libro que implica un cambio en su poesía, en cuanto que recupera el sentido del humor de algunos de sus primeros textos, supera el dramatismo, es mucho más lúdico y vuelve a reencontrarse con la vanguardia, incluso con el surrealismo. Por estas fechas se ha consolidado como uno de los poetas más grandes de la lengua y como una figura pública de relieve internacional. En 1962 es nombrado académico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile. Nicanor Parra, miembro de la Facultad de Ciencias Físicas, lee el discurso de presentación. En 1965 se le otorga el título de doctor honoris causa de la Universidad de Oxford. En 1966 se casa con quien será su compañera el resto de la vida, Matilde Urrutia, después de llevar ese amor en secreto durante diecisiete años.
En 1969 se le nombra miembro honorario de la Academia Norteamericana de Artes y Letras y doctor honoris causa de la Universidad Católica de Chile. El Partido Comunista de Chile lo designa como precandidato para las elecciones presidenciales de septiembre del año siguiente. A comienzos de 1970 renuncia a su candidatura en favor de Salvador Allende. Publica en ese año: Maremoto, La espada encendida y Las piedras de Chile. En 1971 viaja a Estocolmo a recibir el Premio Nobel de Literatura. A partir de abril de ese año representa al gobierno de la Unidad Popular en Francia como embajador. En 1972 recibe el Premio Lenin de la Paz. Ese año regresa definitivamente a Chile y es aclamado por el pueblo chileno con un apoteósico homenaje en el Estadio Nacional de Santiago. En 1973, a raíz de las elecciones parlamentarias del mes de marzo, publica Incitación al nixonicidio y Alabanza de la revolución chilena. El 11 de septiembre de 1973 se produce el derrocamiento del presidente constitucional Salvador Allende; las casas de Neruda en Santiago y Valparaíso son destruidas por los militares y la vida del poeta se apaga doce días después, el 23 de septiembre, dejándonos en muchos de sus versos la intuición de lo que está más allá de la muerte: «No crean que voy a morirme, me pasa todo lo contrario, sucede que voy a vivirme, sucede que soy y que sigo».
(Biblioteca Cervantes Virtual)



LLENATE DE MI


Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.
Irme,
Dios mío,
irme!


TANGO DEL VIUDO


Oh maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola perra podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre
y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos,
mis comidas,
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún
quejándome del trópico de los coolíes corringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.

¡Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola!
He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,
a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez
tiro al suelo los pantalones y las camisas,
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes.
Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.

Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde
el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,
y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocina
acostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:
bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,
de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,
y la espesa tierra no comprende tu nombre
hecho de impenetrables substancias divinas.

Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas
recostadas como detenidas y duras aguas solares,
y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,
y el perro de furia que asilas en el corazón,
así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora,
y respiro en el aire la ceniza y lo destruido,
el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.

Daría este viento del mar gigante por tu brusca respiración
oída en largas noches sin mezcla de olvido,
uniéndose a la atmósfera como el látigo a la piel del caballo.
Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.


POEMA 20 ...Puedo escribir los versos más tristes está noche..


Puedo escribir los versos más tristes está noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


ODA A LA GUITARRA
Delgada
línea pura
de corazón sonoro.
Eres la claridad cortada al vuelo:
cantando sobrevives,
todo se irá menos tu forma.

No sé si el llanto ronco
que de ti se desploma,
tus toques de tambor, tu
enjambre de alas,
será de ti lo mío,
o si eres
en silencio
más decididamente arrobadora,
sistema de paloma
o de cadera,
molde que de su espuma
resucita
y aparece, turgente, reclinada
y resurrecta rosa.
Debajo de una higuera,
cerca del ronco y raudo Bio-Bio,
guitarra,
saliste de tu nido como un ave
y a unas manos
morenas
entregaste
las citas enterradas,
los sollozos oscuros,
la cadena sin fin de los adioses.
De ti salía el canto,
el matrimonio
que el hombre
consumó con su guitarra,
los olvidados besos,
la inolvidable ingrata,
y así se tranasformó
la noche entera
en estrellada caja
de guitarra,
temblando el firmamento
con su copa sonora
y el río
sus infinitas cuerdas
afinaba
arrastrando hacia el mar
una marea pura
de aromas y lamentos.

¡Oh! soledad sabrosa
con noche venidera,
soledad como el pan terrestre,
soledad con un río de guitarras.
El mundo se recoge
en una sola gota
de miel, en una estrella,
todo es azul entre las hojas,
toda la altura temblorosa
canta.


WALKING AROUND


Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.


DEMASIADOS NOMBRES


Se enreda el lunes con el martes
y la semana con el año:
no se puede cortar el tiempo
con tus tijeras fatigadas,
y todos los nombres del día
los borra el agua de la noche.

Nadie puede llamarse Pedro,
ninguna es Rosa ni María,
todos somos polvo o arena,
todos somos lluvia en la lluvia.
Me han hablado de Venezuelas,
de Paraguayes y de Chiles,
no sé de lo que están hablando:
conozco la piel de la tierra
y sé que no tiene apellido.

Cuando viví con las raíces
me gustaron más que las flores,
y cuando hablé con una piedra
sonaba como una campana.

Es tan larga la primavera
que dura todo el invierno:
el tiempo perdió los zapatos:
un año tiene cuatro siglos.

Cuando duermo todas las noches,
cómo me llamo o no me llamo?
Y cuando me despierto quién soy
si no era yo cuando dormía?

Esto quiere decir que apenas
desembarcamos en la vida,
que venimos recién naciendo,
que no nos llenemos la boca
con tantos nombres inseguros,
con tantas etiquetas tristes,
con tantas letras rimbombantes,
con tanto tuyo y tanto mío,
con tanta firma en los papeles.

Yo pienso confundir las cosas,
unirlas y recién nacerlas,
entreverarlas, desvestirlas,
hasta que la luz del mundo
tenga la unidad del océano,
una integridad generosa,
una fragancia crepitante.


LA LLUVIA


NO, que la reina no reconozca
tu rostro, es más dulce
así, amor mío, lejos de las efigies, el peso
de tu cabellera en mis manos, recuerdas
el árbol de Mangareva cuyas flores caían
sobre tu pelo? Estos dedos no se parecen
a los pétalos blancos: míralos, son como raíces,
son como tallos de piedra sobre los que resbala
el lagarto. No temas, esperemos que caiga la
lluvia, desnudos,
la lluvia, la misma que cae sobre Manu Tara.

Pero así como el agua endurece sus rasgos en la
piedra,
sobre nosotros cae llevándonos suavemente
hacia la oscuridad, más abajo del agujero
de Ranu Raraku. Por eso
que no te divise el pescador ni el cántaro.
Sepulta
tus pechos de quemadura gemela en mi boca,
y que tu cabellera sea una pequeña noche mía,
una oscuridad cuyo perfume mojado me cubre.

De noche sueño que tú y yo somos dos plantas
que se elevaron juntas, con raíces enredadas,
y que tú conoces la tierra y la lluvia como mi
boca,
porque de tierra y de lluvia estamos hechos.
A veces
pienso que con la muerte dormiremos abajo,
en la profundidad de los pies de la efigie,
mirando
el Océano que nos trajo a construir y a amar.

Mis manos no eran férreas cuando te conocieron, las
aguas
de otro mar las pasaban como a una red; ahora
agua y piedras sostienen semillas y secretos.

Ámame dormida y desnuda, que en la orilla
eres como la isla: tu amor confuso, tu amor
asombrado, escondido en la cavidad de los sueños,
es como el movimiento del mar que nos rodea.

Y cuando yo también vaya durmiéndome
en tu amor, desnudo,
deja mi mano entre tus pechos para que palpite
al mismo tiempo que tus pezones mojados en
la lluvia.